Dos seres, un destino.
28 de septiembre (actualidad).
—¿Y qué dices, Minnie? —el médico alzó las cejas con intriga. Jimin se encontraba en la sala de espera del hospital y a un lado estaba su hermana; salían de una de sus tantas sesiones de ejercicios con el traumatólogo—. ¿Listo para iniciar con tus prácticas? —el omega se acercó sonriente al especialista pero al escuchar la pregunta hizo una mueca que demostraba que no estaba convencido.
—Creo que si Dr. Min...
—Sabes que odio que me llames así, Minnie —rodó los ojos por el exceso de formalidad de su amigo. Los años y el tiempo juntos en la rehabilitación de Shinhye los unieron bastante, pero al omega aún le gusta molestarlo con su diferencia de etapas vividas—. ¿Por qué esa cara? —se recargó en el marco de la puerta y cruzó los brazos en su pecho para prestarle atención a lo próximo que diría el menor.
—Creo que son los nervios... —se encogió de hombros aparentando desinterés—. Una cosa es cuidar de mi hermana y otra muy diferente es que personas ajenas a mi dependan de los cuidados que les brinde —su rostro se mostraba serio, reflejando lo preocupado que estaba por ese asunto.
—Tienes razón, muchas personas dependen de ti y no te voy a mentir diciendo que nunca vas a perder un paciente... —Min colocó su mano en el hombro del chico y mirándole a los ojos continuó—, pero eso se compensa con la mejoría y el agradecimiento que recibirás de otros, no todo es como en las series de televisión —rió y sus ojos se encogieron un poco al hacerlo—. Pero te aseguro que es mucho mejor, la satisfacción es mayor.
—Supongo que si —se abrazó a sí mismo tratando de encontrar la verdad en esas palabras—, pero aún falta una semana para eso, no voy a preocuparme ahora —sonrió mucho más animado, despejando su mente de todas aquellas dudas que su futura profesión le está causando—. Por lo pronto díme... ¿cómo va la rehabilitación de Hye? —el más joven giró su vista hacia la niña que se encontraba observando la pantalla de su celular mientras esperaba a unos cuantos metros de distancia.
—Vamos bien, está teniendo mucha mejoría —sonrió al asentir—, no sé si lo has notado, pero la rotación de su tobillo es mucho más abierta y no muestra tanto dolor —giró su mano para ejemplificar y el más bajo prestó atención total—. No es demasiado, pero los pequeños detalles hacen una gran diferencia en rehabilitación.
—Si lo noté, pero no quise hacerlo saber por aquello de las falsas esperanzas —se encogió de hombros.
—En pacientes cómo Hye, que tienen tanto tiempo con un padecimiento y tienen pocas esperanzas, es importante hacerles saber cada pequeño progreso —expuso—, eso les ayuda a su motivación emocional.
—No lo había visto desde esa perspectiva, gracias Yoongi —sonrió agradecido—, trataré de... —iba a continuar pero se vio interrumpido.
—Yoon, tienes que revi... —un alfa, un precioso alfa de cabello negro y unos bonitos ojos color avellana se acercó de imprevisto; un olor a brisa de mar llegó a sus fosas nasales en cuanto cruzó por el pasillo y Jimin se sintió confundido porque ese aroma era delicado y familiar, se sentía agradable pero la persona que lo portaba era tan imponente que le causó un pequeño susto a su omega. El alfa desconocido dejó de hablar al notar que alguien más le hacía compañía a su colega—, lo siento —sonrió hacia el joven y él de nuevo se confundió; un alfa aterrador le sonrió y dejó de lucir intimidante, ahora solo podía ver una sonrisa hermosa que lo reconfortaba ligeramente a pesar de ser desconocida. Park correspondió a la sonrisa así que el ojimiel continuó—. Te decía que tienes que revisar las radiografías que se le practicaron a Jeon ésta mañana.
—Claro, enseguida voy —el traumatólogo asintió de acuerdo hasta que recordó al joven junto a ellos—. Minnie, él es uno de los neurocirujanos del hospital, el Dr. Kim Taehyung —señaló al nombrado que sonrió de nuevo con cortesía.
—Park Jimin, un gusto —estiró su pequeña mano para que fuera estrechada en un saludo rápido y cordial; el alfa se veía amable y su sonrisa es angelical pero se no pueden correr riesgos con los de su casta, después de todo Jimin es un omega y no puede confiar.
—Jimin es hermano de Shinhye, ¿la recuerdas? —cuestionó Yoongi.
—¡¿Cómo no hacerlo?! Es una niña adorable —agrandó su sonrisa mirando a la menor—. Algo gruñona, pero agradable —dijo elevando la voz para que la chica pudiera oírlo.
—Te escuché Dr. Kim —regañó la menor desde su asiento y Jimin rió un poco más tranquilo al notar que su hermana conoce el pelinegro; si ella lo trata tan graciosamente entonces si es un alfa 100% agradable.
Su hermana nunca confía en nadie.
—Si es bastante gruñona —estuvo de acuerdo, Shinhye podía ser un tanto malhumorada incluso antes del accidente, si ahora le agregamos todo el estrés y cansancio, el resultado es una bomba de mal humor.
—Jimin realizará sus prácticas de enfermería aquí, así que lo verás seguido —agregó el traumatólogo.
—¡Oh, eso es genial! —felicitó el azabache—. Te aseguro que vas a querer quedarte a trabajar aquí, es un muy buen hospital
—Espero que así sea y se me pasen rápido los nervios —agitó la cabeza, nervioso—. Bueno, los dejamos trabajar... vámonos, Hye —la niña se despegó del dispositivo solo para asentir—. ¡Que tengan buen día! —estrechó la mano del alfa de nuevo y se dirigió hacia la puerta—. Hasta la siguiente semana Dr. Min.
—¡Que me llames Yoongi! —regañó risueño en un tono alto al ver que el chico se alejaba con una sonrisa burlona en el rostro.
—Es un niño para ti, Yoongi —el rostro de Taehyung se mostraba serio pero el beta sabía que era un regaño falso.
—¡Cállate, idiota! —rodó los ojos—. Sabes que yo nunca haría eso, y menos a él, le veo mucho futuro en la enfermería, tiene el don de la paciencia y mucho gusto por ayudar —sonrió orgulloso, había visto al omega crecer desde hace dos años, se hicieron grandes amigos, lo ayudó a encontrar una buena escuela de enfermería y le orientó para conseguir becas que costearan la carrera—, nunca he visto a alguien con más vocación.
—Además es muy bonito... —Taehyung puso el rostro más pícaro que podía sin reírse.
—Le diré a Hoseok —amenazó burlón el castaño y rió cuando el pelinegro le mostró el dedo medio para entrar de lleno al consultorio y tomar asiento en la camilla—. ¿Las radiografías de Jeon están en el sistema? —cuestionó mientras tecleaba algo en su computadora—. Oh, sí, aquí están... —colocó una mano en su barbilla mientras analizaba la imagen frente a él—, se ven bastante bien, esperaremos dos semanas más con el inmovilizador y tendrá terapia física.
—Bueno ese inmovilizador no sirve de mucho considerando que el pobre no se puede mover ni entre sueños —hizo una mueca de tristeza.
—Animate, Tae... Él va a despertar —seguía viendo su computadora pero el caso lo conmovía tanto como al ojimiel.
—No tiene ninguna mejoría, Yoongi —negó—, no sé qué demonios le pasa en la cabeza, no tiene muerte cerebral, la actividad ahí está —se bajó de la camilla de un brinco y continuó—, pero solo no despierta, es una locura total.
—Despertará, ya lo verás —ahora sí le prestó atención para mostrar su confianza.
—¿Y mientras tanto qué? ¿Cómo le digo a sus padres que no sé qué le pasa a su hijo? —su tono era bajo pero muy triste, Jeon Jungkook era un paciente complicado en muchos aspectos; llegó en julio, Yoongi estaba de guardia así que lo recibió en la sala de urgencias, todos estaban impactados por la gravedad de sus heridas y estuvieron mucho más sorprendidos cuando sobrevivió... pero ahora tocaba sacarlo del coma. Taehyung se ha esforzado mucho, ha estudiado noche y día para averiguar cómo ayudarlo, le pregunta a colega tras colega pero simplemente no sucede nada y él se está quedando sin opciones. Ser médico es complicado en muchos aspectos y uno de ellos, el principal, es no mostrar lo afectado que está por los casos que recibe.
—El tipo está vivo, tiene esperanzas de despertar y lo hará, si no fuera por ti, ese chico estaría muerto y su familia llorando su muerte —Yoongi se acercó al alfa y lo abrazó por lo hombros—. Tiene probabilidades, no sabemos qué le pasa, pero lo ayudaremos, Tae... tú lo ayudarás porque eres el mejor en lo que haces.
—Gracias... —asintió dudoso—, pero es que ya son casi tres meses —bajó la mirada a sus pies, derrotado otra vez.
—¡Kim, eres neurólogo! Sabes que hay personas que duran años en estado de coma y aún así despiertan.
—Tienes razón —asintió más confiado de sí mismo—. Vamos a despertar a ese chico...
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—Te tengo una muy buena noticia, Hye —el omega empujaba la silla de ruedas de la menor para que salieran del hospital.
—¿Cuál? —preguntó sin apartar la vista del celular.
—Primero deja ese aparato —regañó quitándole el dispositivo de las manos, la menor soltó un grito en queja pero se calló de inmediato—. Bueno, el doctor Min dijo que notó algunos progresos en ti —detuvo el andar y se sentó en una banca del jardín del nosocomio y colocó a la niña al costado, para que viera al frente igual que él.
—No mientas, sé que dices eso solo para que me sienta mejor —se cruzó de brazos en el pecho y lo miró molesta—. Estoy cansada de que siempre me dicen que estoy mejorando y que solo falta una cirugía más, pero esa única cirugía ya se convirtió en 5 más —rodó los ojos y algunas lágrimas se acumularon en ellos.
—No cariño, esta vez te lo estoy diciendo yo —tomó su mano suavemente, reconfortante—. No te diré que no habrá más operaciones porque no lo sé y no te estoy prometiendo que vas a caminar mañana, si te estoy diciendo que estás progresando... —movió la silla de ruedas para que su hermana quedara de frente a él—, es para que sigas esforzándote y no pierdas las esperanzas.
—No sirve de nada tener esperanza —negó y las lágrimas bajaron por sus mejillas, Jimin se sintió frustrado por no saber qué decirle, cómo animarla.
—Perdón que los interrumpa... —una linda alfa pelinegra con aroma a lavanda, de unos 45 años se acercó a ellos cuidadosa. Los chicos la miraron con precaución pero ella solo sonrió amistosamente, así que permitieron su charla—. Escuché lo ultimo que dijiste y de verdad no deberías pensar así, cielo —se dirigió a la cachorra—. Tengo un hijo, es la luz de mis ojos pero hace 3 meses tuvo un terrible accidente de auto... ha estado en coma desde entonces —contó, los rostros Park se apagaron al escucharla con tanto pesar.
—Lo sentimos mucho —dijo el omega viéndola con ojos tristes, por alguna razón la mujer le inspiraba confianza, seguramente era por la situación que les platicaba; si alguien se da a su mismo la libertad de contar algo tan personal, abrir sus pensamientos a alguien, entonces podría ser alguien de fiar. La alfa solo le sonrió nostálgica y tomó asiento a su lado.
—No sabemos si va a despertar... —suspiró, tomando aliento para seguir—, pero si no tuviera fe y esperanza, ¿entonces qué me queda? —le cuestionó a la niña.
—Es que yo tengo 2 años sin caminar, y sé que no es lo mismo, pero estoy cansada de esto.
—Tienes que seguir adelante y animarte porque si te pones triste y te lamentas todo el tiempo no puedes avanzar, te estancas en eso y todo se va a ver inmenso para ti —el omega junto a ella solo la veía triste, pero agradecido por hablar con su hermana—. Tú estás despierta, estás viva y tienes grandes esperanzas, y aunque fueran pocas... tienes que seguir intentando para ir en contra de las probabilidades, linda.
—Yo... Lamento lo de su hijo —dijo Shinhye con una mirada arrepentida por sus palabras anteriores—. Lamento quejarme de mi situación cuando usted y su familia la están pasando peor.
—No cielo, no te lo digo para que tengas lástima por mi o por él, te lo cuento para que te sientas afortunada, afortunada de que puedes seguir intentándolo y feliz aunque las cosas no salgan como quieres, cuentas con tu familia —sonrió.
—Gracias —dijo la niña—, de verdad me sirvió de mucho.
—No te rindas, preciosa —acarició la mejilla de Shinhye y se puso de pie siendo imitada por el omega—. Si necesitas algo no dudes en buscarme, estoy seguido por aquí —apretó la mano de la niña y comenzó a caminar seguida por el castaño.
—Gracias por animarla, ésto es algo complicado para ella —sonrió—, y de verdad sentimos mucho lo de su hijo, no lo decimos por lástima o algo parecido, tenemos mucho tiempo viniendo al hospital y vemos muchos casos muy tristes —agachó la mirada al recordar cada historia; tan solo de pensar que va a ver muchas más por su profesión le hace pequeño el corazón—, pero su hijo se va a poner bien, yo lo sé —sonrió de nuevo hacia la alfa, tratando de transmitir confianza.
—Sé que si, es muy fuerte y como le dije a...
—Shinhye, y yo soy Jimin, su hermano —se presentó estirando su mano hacia la mujer.
—Jeon Jiyoung, un gusto —sonrió al ojiazul y apretó su mano en un saludo—. Como le dije a Shinhye, nunca voy perder la esperanza, mi esposo y yo estamos aquí noche y día con la fe de que él va a estar bien.
—Espero que se recupere muy pronto —sonrió y nervioso continuó—, ¿puedo darle un abrazo? —no sabe qué fue eso que lo impulsó a pedirlo, pero su lobo tenía confianza por hacerlo así que no iba a negarse.
—Claro, cariño —la alfa se acercó al chico y se dieron un abrazo reconfortante.
—Diría que espero verla de nuevo, pero eso significaría que su hijo sigue enfermo así que... espero no verla otra vez por aquí —sus ojos se achicaron con su sonrisa.
—Espero lo mismo, Jimin —soltó una risilla también y se despidió agitando su mano al alejarse en dirección a la entrada del hospital. El omega volvió donde su hermana y juntos esperaron a que su padre pasara por ellos para ir a casa, les esperaba mucho camino por recorrer.
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